MOJÁCAR Y SU SIMBOLO
El Indalo
Inequívoco símbolo de Mojácar, ha sido utilizado desde tiempos remotos, cuando sus habitantes lo pintaban sobre las fachadas de sus casas, con objeto de ahuyentar el “mal de ojo” y preservarlas de las tormentas.
Los primeros viajeros románticos lo llamaron “el muñeco mojaquero”, más tarde, fue bautizado con el nombre de
indalo por los componentes del movimiento cultural indaliano (pintores, filósofos, escritores etc.), en honor a san Indalecio, judío cordobés que atraído por la fama de la religión cristiana viajó hasta Jerusalén para conocerla. A su vuelta, convertido, ejerció de propagador de la fe cristiana, fue un indal-eccius (que en el lenguaje ibero significa mensajero de dioses), ya que cristianizó esta región almeriense.
Relacionado por la esquematización de sus trazos, con el mismo tipo de pintura rupestre, descubierta en el abrigo eneolítico de la cueva de los letreros en Vélez blanco, se fecha su tipología, como pintura rupestre de origen levantino en el 2.500 a.c.
Actualmente, no sólo es excusa de inspiración artesana, sino que sigue siendo portador de buena suerte y mensajero de las bonanzas de una mágica tierra.